Éranse una vez dos ratoncitos y dos hombrecillos que vivían en un laberinto. Estos cuatro personajes dependían del queso para alimentarse y ser felices. Como habían encontrado una habitación repleta de queso, vivieron durante un tiempo muy contentos. Pero un buen día el queso desapareció...
Mediante una sencilla parábola, este libro nos ofrece valiosas enseñanzas para entender un mundo que se mueve a un ritmo cada vez más acelerada. De hecho, se trata de un cursillo rápido de adaptación al cambio en todos los ámbitos de la existencia.
Es el primer libro de "auto-ayuda" que me leo. No era porque me hiciera falta (y si me hubiera echo falta, tampoco pasa nada) pero me mataba la curiosidad, ya que había escuchado hablar mucho de el.
En mi opinión este libro ni enseña valores, ni te ayuda a mejorar tu empresa o tu liderazgo, ni tiene más moraleja que, cuando veas que el queso se acaba, no esperes a que se acabe y vayas a buscar otro almacén donde haya queso. Me hubiese gustado más que todos los integrantes del laberinto hubiesen protestado de manera unánime hasta que quien da queso se lo hubiese dado, porque aunque el libro no dice nada, obviamente alguien les pondrá ahí el queso; o mejor aún que los cuatro (ratones y personitas) hubiesen cooperado entre ellos para crear un almacén de queso, todos a una. En fin mucho bombo y al final nada, por lo menos para mí.
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